6 de julio de 2009

El día del orgullo yonqui.

El pasado domingo, sentados en un banco de la glorieta de Embajadores, dos yonquis, uno cuarentón y otro de no más de veinte años, comentaban entre incrédulos y melancólicos, lo que había sucedido en la ciudad la tarde anterior:
- Yo estaré colgado, pero si nosotros fuésemos más organizados, seguro que podríamos desfilar por todo Madrid con la pasma a nuestro lado abriéndonos paso –decía el mayor.
- Fijo. Pero es un problema de organización. ¿Desde que hora llevamos aquí, esperando al de la kunda? Si es que no hay respeto ni entre nosotros, ¿cómo nos vamos a poner de acuerdo para organizar nada?
- Se llamaría “El día del orgullo yonqui” ¿Cómo suena?
- Mazo comercial. Y de carrozas y memeces, como si fuese esto el desfile de los Reyes Magos, nada de nada –se animó el joven.
- Sí, todos metidos en nuestras kundas o subidos a las vacas, haciendo caravana y dando golpes en la chapa. Con música de rumba a to’ pasto; quien tenga equipo, claro –continuaba sin levantar la cabeza del suelo el yonqui cuarentón.
- Si acaso unos cuantos “camellos”, para que no decaiga la fiesta… Por lo de los Reyes Magos, digo.
- Habría que ver fecha…Menos en verano, cualquiera. Con todo el calor y con las chaquetas de chándal puestas, no me jodas, nos puede dar algo…
- En entretiempo, que al personal le apetece más darse un garbeo.
- Hay que cavilarlo bien –continuaba el cuarentón-. Es un tema de promoción: si se enrollan los de la Mahou y podemos repartir a to’ quisqui latas de medio litro, el personal nos apoyaría a tope.
- Eso seguro. Y de confeti nada, trozos de papel Albal. Ya estoy viendo el titular: “Madrid se llena de papel aluminio” Solidario y vistoso a la vez, como tiene que ser.
- El problema, aparte de promotores, está también en que personas influyentes tomen parte en todo esto. Y yo no tengo ni agenda… Eso es lo más complicado…
Durante unos instantes guardaron silencio.
- Aunque pensándolo bien –apuntó levemente desencantado el yonqui mayor- ¿a quién le va a interesar el espectáculo de unos tipos como nosotros que no pesamos ni cincuenta kilos y tenemos pinta de haber visto a la muerte hace un segundo?
- Mira Michael Jackson, tenía todas las entradas para sus conciertos en Londres vendidas…
- Sí, visto así…
Un rato más estuvieron esperando a que la kunda apareciese, pero finalmente desistieron y trataron de parar un taxi. En vano, porque en la glorieta de Embajadores todo el mundo sabe que los taxistas no paran ni aunque les levante la mano San Pedro. Así, sin nada mejor que hacer, se fueron en busca de Boris Izaguirre. Estaban convencidos de que el venezolano, con tal de aparecer en cualquier evento, les diría que sí si le proponían inaugurar con sus palabras el desfile.