12 de diciembre de 2007

Discos de segunda mano.

Al menos una vez al mes suelo quedar con Carmona para dar una batida por las tiendas de discos de segunda mano. Hay días que con sólo echar un vistazo en una de ellas, copamos todo el presupuesto previsto. Pero otras, las más, ya que las tiendas de discos son cada vez menos (recientemente también pasó a mejor vida la de la calle Bordadores) y la morralla mayor, para saciar nuestras ansias de nuevos compactos hemos de rematar nuestra búsqueda en grandes almacenes.
Ayer Carmona no podía acompañarme, y yo, incapaz de contener el deseo de entretener la tarde rebuscando en los manoseados cajones, salí a la calle doblemente autocondicionado: por un lado había decidido que sólo compraría música en castellano, y por otro, que esta vez no pisaría FNAC ni en caso de máxima necesidad (y mucho menos El Corte Inglés.) Si volvía a casa con las manos vacías, habría que esperar a una nueva cita...
Buscar música en castellano que merezca la pena es una labor de orfebrería. Ya quedó demostrado el jueves pasado con el estreno del nuevo programa musical de La 2, No disparen al pianista. Más de lo mismo. Si la oferta musical española, más allá de la fabricada en Miami y popularizada en las verbenas de las radiofórmulas, se reduce a grupetes que entonan letanías monocordes en inglés o a combos étnicos de inquietudes sociales, vamos dados.
Encontré dos discos a buen precio que me apetecía escuchar: el concierto acústico de La Frontera, Siempre hay algo que celebrar, y el directo de Christina Rosenvinge, Flores raras. Una de cal y otra de arena. El primero, con su rock de saloon y su country sureño, es prueba de que hay grupos en castellano que componen e interpretan con la misma solvencia que otras bandas en la misma línea musical lo hacen internacionalmente con mayor reconocimiento. El de Christina Rosenvinge, por el contrario, peca un poco de monótono. Todas las canciones tienen un mismo tono de somnolencia siestera, y más que flores raras, parecen todas ellas flores mustias. Carmona no hubiese aprobado su compra.
En cualquier caso, lo mejor de las compras de ayer fue la que dejé sin hacer, ya que, mezclado con los compactos de grupos españoles, encontré uno de un cantante americano de melena ondulante y voz de barítono que, con el título This is the time (The Christmas Album), incluía una decena de temas navideños. Aunque inicialmente su ubicación errónea pensé que se debía a un gesto del destino que ponía a mi alcance un manjar navideño, en un momento de inmediata lucidez me dije: “¡Joder, Michael Bolton! ¡Este tío no tiene absolución ni en Navidad! Seguro que me lo llevo a casa y, como el caballo de Troya, me destroza todo el espíritu festivo... Que sea otro desaprensivo quien cargue con él.”

4 comentarios:

Rubén Moreno Castellanos dijo...

Y digo yo, qué más le da a usted Michael Bolton que loquillo, si la misma mierda son.

Ayer, mientra veía los 40 latinos en la TDT, pusieron una canción de Jiame Urrutia con Loquillo. Este último decía algo así como que se jactaba de "ser el rey de la raya del pantalón" y otras perlas como: "por qué, para mí, ceder el sitio en el autobús a la gente mayor es una normal actitud?".

jajajajaja. es descojonante. Y luego usted se niega a comprar a Michael Bolton???

Anónimo dijo...

Me encanta darme por aludido y, en este caso, con más razón.
Es una pena no poder quejarme de la traición de no haber ido juntos de "compacs" porque esta vez era yo el que no podía.Pero, apruebe o no sus compras (que no las suelo aprobar; a los hechos y la historia me remito), he de reconocer que el ritual del paseo, visitas a las tiendas sin un rumbo fijo y el llevarte ,en las pequeñas bolsas de colores, música que ni pensabas te ibas a comprar, bien merecen esos largos paseos...y a veces hasta me descubre ud algo...

Pero...se pierde...no quiero pecar de "pesimista"...pero se pierden las tiendas, se pierde la filosofía de buscar en las tiendas de discos...los paseos, las cañas

¡A recuperar! ¿Cuando quedamos para ir a comprar cd?

El Optimista dijo...

Cuando usted disponga. Pero cuanto antes mejor, que quiero regalarle a Rub el de Michael Bolton...

Rubén Moreno Castellanos dijo...

Pues regálele a su padre un baúl, que ya sabrá qué hacer con él.